Seguramente haya escuchado más de una vez en las noticias el concepto de “delito menor” o “delito grave”. Pero… ¿Realmente sabes cuáles son las diferencias entre ambos términos? Desde el bufete de abogados de Verónica Mendoza le contaremos en este artículo los aspectos clave de estos dos tipos de delitos, destacando las implicaciones en términos de castigo y diferentes consecuencias a nivel legal de cada uno. ¡Siga leyendo!
Distinciones legales: delito menor vs. delito grave
La diferencia entre un delito menor y un delito grave va más allá de la gravedad del acto en sí. Sin más dilación, vamos a explayarnos más sobre este asunto:
Naturaleza del delito
En primer lugar y como es lógico, la diferencia fundamental entre un delito menor y un delito grave radica en la magnitud de la conducta delictiva. Los delitos menores suelen ser infracciones menos serias (pequeños hurtos, vandalismo público…), mientras que los delitos graves son más amenazantes para la sociedad (homicidios, robos con violencia…).
Consecuencias
Los delitos menores conllevan penas menos severas en comparación con los delitos graves. Las condenas por delitos menores a menudo implican multas, libertad condicional o, en casos extremos, breves períodos de prisión. Por otro lado, los delitos graves pueden resultar en largas condenas de prisión, a veces incluso cadena perpetua o pena de muerte, dependiendo de la jurisdicción y la naturaleza específica del delito.
Proceso
Otra distinción crucial es el proceso legal que rodea estos delitos. Los delitos graves suelen someterse a procedimientos más rigurosos y formales en comparación con los delitos menores. Esto se debe a la gravedad de las acusaciones y a la necesidad de garantizar un juicio justo. Los acusados de delitos graves a menudo tienen el derecho a un juicio con jurado, a la representación legal obligatoria y a otros mecanismos destinados a salvaguardar sus derechos.
Historial
En cuanto a antecedentes penales, la comisión de un delito grave tiene repercusiones más duraderas. Las condenas por delitos graves suelen permanecer en el historial criminal de una persona durante un período más prolongado y pueden afectar significativamente su capacidad para encontrar empleo o vivienda en el futuro. Los delitos menores, por otro lado, es más fácil “borrarlos” del historial, especialmente si el individuo demuestra una reforma en su comportamiento.
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